
Lo que la vida en Culebra nos muestra sobre el acceso a los alimentos del mar
Un taller a residentes, pescadores y propietarios de alquileres a corto plazo, en Culebra, reveló que hay causa común para solucionar los retos de acceder al pescado local
CULEBRA— No es igual conseguir comida en San Juan que en Culebra. En la isla municipio localizada al este de la Isla Grande de Puerto Rico, el mar y la pesca son clave para que la gente pueda alimentarse, pero la llegada de comida depende de una cadena de suministros débil. Allí no hay mucha tierra hábil para sembrar ni agua suficiente para riego, y el Plan de Ordenamiento Territorial del municipio no dejó espacio exclusivo para la agricultura. Por eso, el mar se vuelve más importante como fuente de comida y trabajo.
Sin embargo, tanto en Culebra como en la capital, las políticas públicas favorecen la industria del turismo y a los grandes intereses económicos, los cuales han contribuido al alto costo de los alimentos y generado otras dificultades, como el desplazamiento.
El mar es un bien común, que nos pertenece a todas las personas que vivimos en estas islas, y que aporta al sustento de muchas familias, sobre todo, ante la desposesión de tierras para la siembra. Además, forma parte de la identidad y el bienestar de quienes viven en Culebra.

Entonces, ¿cómo los cambios en la infraestructura y en el paisaje afectan el acceso al mar? ¿Qué cosas ayudan o dificultan que los residentes consigan pescado fresco? Y, ¿cómo estos factores cambian dependiendo de quién eres y tu situación social? Por último, ¿qué se puede hacer para que la gente en Culebra pueda seguir comprando o pescando peces y mariscos silvestres?
Estas son las preguntas que nos dispusimos a contestar, encomendados por la Asociación Pesquera de Culebra, Inc., mediante un estudio participativo. El objetivo era comprender qué intervenciones son necesarias para mejorar el acceso a alimentos del mar en Culebra. Pretendemos aportar, genuinamente, a las conversaciones que están ocurriendo en otras partes de Puerto Rico, como en Río Grande, Aguadilla y Lajas, entre otros lugares, sobre cómo cuidar mejor nuestros espacios públicos.
Lo retos que nos contaron las personas de Culebra
Las desigualdades sociales y económicas, agravadas por procesos de desplazamiento y gentrificación, han creado dificultades para quienes viven en Culebra. Así lo subrayó la mayoría de los 16 residentes entrevistados, incluyendo pescadores, a quienes preguntamos sobre sus experiencias con el acceso al mar y la seguridad alimentaria. También, conversamos sobre los cambios que han visto en el paisaje culebrense y los factores que les ayudan o desayudan a tener acceso a recursos costeros y marinos.
Los procesos de desplazamiento, a los que hicieron referencia, han sido impulsados en parte por un tipo de turismo no-planificado, que obvia las limitaciones territoriales de Culebra, el bienestar de la gente y la integridad de sus recursos naturales.

La pesca —como oficio e identidad— es importante en Culebra. Es un modo de vida para muchos culebrenses, que va más allá de lo “comercial” o “recreacional". Las distintas maneras en las que se pesca o se accede al mar reflejan la vulnerabilidad persistente en Culebra. Esto se pudo constatar a través de las entrevistas, particularmente, al hablar sobre los retos que enfrentan para acceder alimentos de la pesca local, desde cuestiones regulatorias que no están atemperadas a la naturaleza de la pesca artesanal o a pequeña escala, hasta la falta de fiscalización de agencias como la Junta de Planificación, la Oficina de Gerencia de Permisos y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales con las construcciones ilegales en la costa.
Las personas entrevistadas describieron la transformación que ha sufrido el paisaje costero, con construcciones, muelles ilegales y la deforestación. Desde el huracán María, la construcción de muelles ha incrementado un 62%, según un análisis comparativo de imágenes satelitales. En la primavera de 2024, este estudio contabilizó un total de 162 muelles. No obstante, ese número no equivale a mayor uso y acceso: solo 25 estaban construidos en terrenos públicos y 137 estaban en terrenos privatizados con propiedades de alquiler a corto plazo. Cabe destacar que aquellos en terrenos públicos no están en condiciones idóneas para su uso pleno. Además, todos los muelles están en la zona marítimo terrestre y en la zona de servidumbre, por lo tanto, aún los terrenos privados son públicos. En nuestra definición, diferenciamos por muelles que empiezan en terrenos públicos o terrenos privatizados.

Residentes, pescadores y no pescadores, coincidieron en que el acceso al mar es importante no solo para poder pescar, sino también para el procesamiento de pescado, la venta, compartires familiares y otras actividades.
Mirando al futuro
La proliferación de las hospederías a corto plazo, las cuales también aportan a la economía de los culebrenses, se identificó como un factor importante en la limitación de acceso al mar. Entonces, ¿qué acciones pueden o desean llevar a cabo la comunidad culebrense para mitigar estos retos? Para contestar esa pregunta y otras que guiaron el estudio, se invitaron a 19 personas para participar en un taller estructurado. Aquí hubo pescadores y también dueños de hospedajes de corto plazo, restaurantes y consumidores de pescado local.
En el taller, compartimos los resultados preliminares de la investigación e invitamos a que los participantes se integraran activamente al proceso de análisis, validando y reinterpretando los hallazgos desde su propia experiencia cotidiana. Dado que ya estaban claros los principales retos para el acceso, se llevó a cabo una actividad guiada orientada hacia el futuro, en la que los asistentes imaginaron escenarios de cambio y discutieron estrategias colectivas para enfrentar la gentrificación turística y la pérdida de vivienda asequible. Esta metodología, basada en enfoques participativos y prospectivos, permitió abrir un espacio de diálogo horizontal donde se combinaron narrativas locales, memoria histórica y propuestas innovadoras. De esta forma, el taller no solo funcionó como una instancia de validación de los hallazgos, sino también como un ejercicio de imaginación colectiva que fomentó la co-creación de alternativas frente a las presiones de la turistificación.

Haber facilitado este taller les demostró a los participantes que existen alternativas para fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones. Además, les dejó saber que hay causa común en muchas ideas para solucionar los retos de acceder a pescado local. Más importante aún: varios de los mecanismos de acción identificados ya se están gestionando, como tener una pescadería comunitaria que brinde recursos a pescadores y cree una infraestructura adecuada para procesar y manejar lo que se pesca en las aguas de Culebra.
Algunas de las propuestas, que se generaron allí y que recibieron el mayor apoyo, giraban en torno a aprender de la experiencia de otras islas, como Canarias, Barbados y St. Croix. También, se propuso rehabilitar espacios naturales comunes, como el Cayo Pirata y aportar a la educación ambiental de la niñez en Culebra.
En general, las propuestas compartidas en comunidad se pueden categorizar de dos formas: (1) acciones prácticas, tales como desarrollo de torneos de pesca y actividades sociales que fomenten la conexión comunitaria; (2) y acciones transformadoras y complejas, como transicionar el turismo a uno sustentable y basado en la naturaleza. Más allá de acordar mecanismos de acción, esta actividad permitió que los residentes de Culebra pudieran visibilizar e identificar futuros posibles.
Hacia un puerto seguro
Existe la posibilidad de guiar proyectos que sean gestionados en y desde las comunidades costeras vulnerables. Aun dentro del mar de retos, existen mecanismos —puertos seguros— en dónde anclar. Si todas las personas en Culebra pueden tener acceso fácil al mar y a pescados y mariscos frescos, eso repercutirá en diversos beneficios sociales, económicos y ambientales. No solo se beneficiarán los pescadores; también, aportará a la seguridad alimentaria de los residentes y al desarrollo de los pequeños negocios, como restaurantes y mercados.

Al principio preguntamos: “¿Cuáles son las posibilidades para que el acceso a pescados y mariscos frescos sea uno más equitativo?” Para ello se necesita que los retos se entiendan como entrelazados y que las soluciones no sean decididas sin tener en cuenta el conocimiento de comunidades pesqueras. Tener infraestructura pública y adecuada en la costa, a la vez que se salvaguardan los recursos naturales, es de vital importancia para el bienestar de la comunidad. Este proyecto es una herramienta para visibilizar y atender las necesidades de nuestras comunidades costeras, que están en riesgo por la gentrificación y el acceso limitado al mar y al pescado local.
Los autores son investigadores y colaboradores de la Asociación Pesquera de Culebra, Inc.
Esta opinión fue publicada originalmente en Fuete y Verguilla, una revista del Sea Grant Puerto Rico. Esta versión fue editada por 9 Millones.